viernes, 28 de septiembre de 2012


Que ganas de decirle que tal vez no llegue a tiempo, pero los tal vez no retiran sentimientos!, de gritarle que lo quiero aunque él no quiera, de enfrentar a ella y decirle que lo necesito para mí, soy egoísta, no lo se, pero bien dicen que en la guerra y el amor TODO SE VALE, no?... Tiemblo, grito, pateo, rompo, deshago, pero siempre en mi mente, nada sale de mi boca. En mi imaginación yo siempre triunfo y no existe la derrota, pero si hablo puedo perder mucho, y el miedo de no estar a su lado nunca más llega nuevamente.
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La verdad es que el la quiere a ella, ella lo quiere a el, y yo… Yo solo observo. 

ALGO QUE NO ESPERABA
Estaba lloviendo, yo corría buscando un lugar seco donde refugiarme, todo pintaba para ser uno de esos días que en verdad detesto… A lo lejos miraba un lugar perfecto para mi situación, me pare y esteba dispuesta a esperar lo que fuese necesario hasta que cesara de llover, mientras tanto, miraba como la gente corría de un lado para otro y lo único que pasaba por mi mente era si esas personas les disgustaba tanto la lluvia como a mí, oh de no ser a si, cuál sería su razón para correr sin rumbo para todos lados… Algunos niños le lloraban a sus padres por no dejarlos mojarse, y me decía, “pues son niños, quieren divertirse y no piensan lo que hacen”, pero después llegue a la conclusión de que yo aun en mis años buenos de la infancia tampoco me agradaba la lluvia, entonces que era lo que me pasaba?, cual era la razón de simplemente no simpatizarme? Claro, entiendo que es un regalo de dios que nos manda del cielo y que también es esencial en nuestra vida en este mundo, pero aun así no terminaba por agradarme… En eso entre toda la gente corriendo y niños llorando, preste atención a una, solo una persona en una escena dramática con paisaje trágico para mí, pero lo inusual era que no lucia como yo esperaba, caminaba lento con una sonrisa en su rostro sin mirar a quien lo rodeaba, parecía disfrutar lo que estaba pasando, llamo tanto mi atención que seguí mirándolo hasta que llegara a su destino, sin darme cuenta que hacia donde se dirigía era precisamente a un lado mío. Cuando reaccione ya lo tenía frente a mí, se sacudía su pelo castaño claro y las gotas de agua caían de su piel blanca, el seguía sonriendo y yo moría por preguntarle el porqué de su felicidad, pero quede muda, sin palabras, pero aun así, sin dejar de mirarlo, creo que se dio cuenta de mi asombro hacia él y aun reía mas, su sonrisa en verdad era linda, mi cara no la puedo imaginar pero supongo que era patética. Cuando paro de llover el agarro su mochila que había dejado en el suelo y con una voz inconfundible escuche… Qué hermoso día no lo crees?, me miro y sonrió por última vez.
Tenía 16 años en ese entonces y hasta el momento la lluvia sigue sin agradarme, pero podría decir que ese día frustrante que parecía ser, resulto uno perfecto para mi primer amor.