Sentirte vacía no es no sentir nada. Es sentir
eso, sentir el vacío. Sentir ese agujero en el pecho que te absorbe, como una
aspiradora, es como una profunda tristeza en un mundo feliz, es frío en un
verano ardiente.
El vacío es llorar mientras todos ríen. Es
llorar pero sin saber por qué. Es no esperar nada, es saber que no podes
buscar, es estar sola en compañía, es peor que no tener respuestas, es no tener
preguntas. No hay sentido, no hay nada, solo hay todo lo que falta.
Sentirte vacía es tener la certeza de que no
habrá nada que lo llene.
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